Espacio de Psicoanálisis Contemporáneo"

Espacio de Psicoanálisis Contemporáneo"

sábado, 25 de febrero de 2017

El "ESPACIO DE PSICOANÁLISIS CONTEMPORÁNEO" comenzará sus actividades anuales el 15 DE MARZO del corriente a hs. 21. Se invita a los interesados a inscribirse e informarse por vía privada por el e-mail del Blog

TEMÁTICA:

<ENTRE ENREDOS Y ANUDAMIENTOS> 

TRAUMA, FIGURABILIDAD Y PARADOJA

*La temática se abordará desde las conceptualizaciones de Freud, Winnicott, Roussillon, Green, César y Sara Botella, Rosemberg, Marucco, entre otros psicoanalistas de raigambre contemporánea, que dan cuenta de una clínica de los analizandos actuales más allá de la representación, una clínica de lo negativo, del trauma perdido.

lunes, 25 de julio de 2016

Se retoman las actividades el próximo Miércoles 3 de Agosto del corriente a hs. 21,
para continuar desarrollando la temática anual
"¿Eros hace cadena o encadena?"
Problemática de lo sexual en el Psicoanálisis Contemporáneo


Temática del 2do. Cuatrimestre:
"De las aberraciones sexuales a las neosexualidades".
Si estas interesados comunícate por esta vía o por el Facebook del Espacio

martes, 12 de julio de 2016

Qué es un psicoanálisis contemporáneo

En lo que sigue se ha colocado la particular visión y posición conceptual del Dr. Hugo Lerner acerca del Psicoanálisis Contemporáneo.


Qué es un psicoanálisis contemporáneo

“Una vez, en Yale, dije que usaba la palabra verdad sin quotation marks….a mí me parece obvio, en el sentido de que no es que yo proponga una versión ingenua de verdad.  No lo creo en absoluto. Me peleo por las fuentes contra los positivistas ingenuos y los escépticos. Me parece que el  escéptico es un ingenuo o falso ingenuo. Pero la realidad existe y la realidad de la muerte existe también para quienes la niegan [...]  Encontrar el futuro en el presente…tiene algo de verdad, debemos comprender lo nuevo que toma forma, y eso ya es algo que se vuelve hacia el futuro”
Ginzburg , 2010.

¿Qué significa un psicoanálisis contemporáneo? 

Más allá de que es un concepto muy abarcativo, podemos afirmar, para empezar, que el psicoanálisis contemporáneo debe ser en principio indagador, contestatario, cuestionador e irreverente. Palabras  que tal vez resulten un poco fuertes, pero precisamente, las uso adrede, porque Freud fue en su momento un contemporáneo, ¡y vaya si fue irreverente, provocador y contestatario frente a lo que era el contexto de su época!
La propuesta contemporánea no puede ser otra que la que contenga y tome en cuenta el contexto socio-histórico donde se desarrolla el saber. Históricamente —y esto importa cuando el pensamiento contemporáneo está ausente— el psicoanálisis estuvo muchas veces fijado, detenido, congelado, con señales de atemporalidad y de inespacialidad que teñían su teoría y su práctica. Nada cambiaba, tanto la teoría como la clínica eran atemporales y al parecer indiferentes al lugar y a la época en que se desarrollaba y se lo ejercía.
Si nos convertimos en “activistas” cuyo propósito es introducir miradas y teorías nuevas, inevitablemente vamos a convertir ese psicoanálisis congelado en algo contemporáneo y vital, como lo han hecho tantísimos autores.
Para muchos, no cabe la menor duda de que el psicoanálisis es una herramienta muy fuerte que se ha instalado con potencia en la cultura. El problema es que numerosos psicoanalistas han querido defender lo que algunos llaman la pureza del psicoanálisis. El inconveniente es que con frecuencia se transformaron en practicantes casi religiosos, talmúdicos. Y esta tendencia es a veces seductora, porque nos deja tranquilos con un modo único de pensamiento —como sucede con cualquier doctrina basada en la fe que elimina las interrogaciones—. La única manera de contrarrestar este indudable peligro reside en aceptar el diálogo con diferentes modelos y no encerrarse en una sola parroquia. Debemos debatir con las diferentes teorías psicoterapéuticas, así como con la psiquiatría, la antropología, la sociología, la política, etc.
Innegablemente, el psicoanálisis privilegia la singularidad del sujeto, y esta posición ha generado una polémica acerca de hasta qué punto puede ser adecuado o no para generar un modelo más amplio de la salud mental. Yo creo que ofrece múltiples aproximaciones, y a los que practicamos el psicoanálisis esto nos aparta del lugar, a veces incómodo y perturbador, de sentirnos abroquelados en el consultorio creyendo que lo que hacemos es escaso y exiguo, porque no podemos atender nada más que a un paciente por hora analítica. Hay una frase que siempre me ha gustado y que se cita con frecuencia: Salvar a una persona es salvar al mundo. La menciono en el sentido de que el psicoanálisis puede permitir pasar de lo singular a lo general. Si comprendemos netamente la metáfora, cabe deducir que a partir de cierto “movimiento psicoanalítico” —que no es una idea megalomaníaca— podemos posicionarnos como agentes de la salud y transmitir un psicoanálisis abierto, capaz de ayudar a gran cantidad de gente en la medida de nuestras posibilidades y de las posibilidades de otros agentes de la salud beneficiados por los hallazgos psicoanalíticos.
Los psicoanalistas no debemos creernos portadores de la verdad única que todo lo explica, a riesgo de convertir nuestra disciplina en un dogma que lleve al encierro, con una dinámica y una estructuración semejantes a las de las prácticas religiosas, con rituales y guiños propios. Es justamente lo que ocurre en muchas instituciones psicoanalíticas. Recuerdo una anécdota que contaba Pichon Rivière: señalaba que cuando iba a una reunión social en la que había personas que se analizaban, observando a los concurrentes podía vislumbrar con quién se estaba analizando cada uno. Obviamente, en esto estaban en juego las identificaciones, pero también la repetición de señales y consignas que indicaban la pertenencia al micro grupo.
Quisiera vincular mi planteo con la libertad creativa en el pensar psicoanalítico y postular que debemos alejarnos de toda tentación de establecer pautas “religiosas” rígidas, sagradas y ritualizadas. Como dice Steiner (1974), ser “nostalgiosos del Absoluto” nos llevará a encerrarnos en nuestra disciplina y a una repetición esterilizante.
Una persona dogmática no interroga nada porque le genera temor. Creo que, por el contrario, un psicoanalista nunca debe tener temor a preguntar. No debe obturar rápidamente en la clínica lo que el paciente dice con un “interpretazo” (como me gusta llamarlo) derivado de una teoría a la cual adscribe con idolatría. Si uno es dogmático, cae fácilmente  en “interpretazos”, mientras que si no lo es, podrá obrar con paciencia y tolerancia frente a la expectación, sin estacionarse en lo ya “sabido y no pensado” (Bollas, 1987).
Hay entre los psicoanalistas una diferencia que  para mí resulta central: una enorme mayoría de los colegas continúa con enfoques, teorías, especulaciones como si nada hubiese cambiado en cien años; por otro lado, felizmente, muchos otros circulan, luchan, se interrogan. Estos últimos han ido instalando en sus agendas, o intentan hacerlo, un ensanchamiento del campo de aplicación del psicoanálisis, con la esperanza de que esas intentonas no estén condenadas a la derrota. No pocos de los máximos teóricos del psicoanálisis se han agrupado en una suerte de unión en defensa de los intereses comunes para dar respuesta a las problemáticas que la práctica nos plantea.
Dr. Hugo Lerner



domingo, 26 de junio de 2016

"Diálogos con Hugo Lerner" . Junio de 2016




Las largas horas pasadas con Hugo Lerner en estos enriquecedores Diálogos....no pueden más que generar, en todos los espíritus sensibles al Psicoanálisis, cambios y revoluciones en nuestras formas de pensarlo. Lerner nos plantea un Psicoanálisis abierto a la dinámica de la complejidad de nuestro psiquismo plurideterminado por la pulsión, los vínculos primarios y la cultura de la época. Con un espíritu fuera de todo dogmatismo y adherencia religiosa a una sola forma de pensar el psicoanálisis contemporáneo, nos conduce a tener un pensamiento apartado de toda reverencia a una escuela en particular. No podemos transitar por la clínica contemporánea munidos de un pensamiento único.
Luego de este encuentro sin duda generaremos cambios en nuestro Espacio que serán comunicados y compartidos oportunamente con todos Uds.
"ESPACIO DE PSICOANÁLISIS CONTEMPORÁNEO. Continuaremos trabajando como lo veníamos haciendo, o sea con un criterio plural para dar cuenta de la complejidad del Psicoanálisis y su clínica en nuestros días. Transitamos por psicoanalistas que comienzan con Freud, para pasar por Winnicott, Green, Bion, Lacan, Aulagnier, McDougall, Botella, Rousillon, Kernberg, Ogden; entre otros.
Retomamos nuestras actividades a partir de Agosto, todos los miércoles a horas 21. La temática que se desarrollará desde Agosto dentro del Seminario de Sexualidad "Eros, hace cadena o encadena?" es sobre Bisexualidad(es) y Neosexualidad(es)


ESTAS INVITADO A INTEGRARTE....PIENSALO¡¡

¿Qué entendemos por Psicoanálisis Contemporáneo?



La conceptualización de Psicoanálisis Contemporáneo que se describe a continuación pertenece al psicoanalista argentino Fernando Urribarri (Asociación Psicoanalítica Argentina - APA. Revista Zona Erógena) basado en la obra del psicoanalista francés André Green. 

"Una pléyade de analistas busca superar los impasses provocados por los reduccionismos y dogmatismos post-freudianos (kleinianos y lacanianos), inaugurando una perspectiva contemporánea que luego de más de treinta años alcanzó su madurez.
Los ejes de este Modelo Contemporáneo abarcan una lectura renovada de Freud que revaloriza la metapsicología y el método freudiano, la apropiación crítica y creativa de los aportes post-freudianos y una extensión de la clínica a los desafíos de los cuadros no-neuróticos.
Se concibe el funcionamiento mental como un proceso heterogéneo de representación que liga y simboliza las relaciones “en” y “entre” lo intrapsíquico (centrado en la pulsión) y lo intersubjetivo (centrado en el objeto y la cultura). La concepción freudiana de la representación se ve extendida,  complejizada, abarcando desde el cuerpo y el afecto hasta el pensamiento.  La representación es definida como la función básica del psiquismo. La metapsicología contemporánea acentúa la heterogeneidad, la terceridad, la procesualidad y la poiesis o creatividad.
En el cuadro clínico de referencia la “no-neurosis” (borderlines, narcisistas, alexitímicos, psicosis blanca, etc) existe un doble frente de conflictos, simultáneos y escindidos; por un lado un conflicto pulsional entre el Yo y el Ello y por el otro un conflicto pulsional e identificatorio entre el Yo y los objetos. El Yo se ve afectado a nivel de su estructura narcisista  y en su capacidad de simbolización (blanco de pensamiento, sentimiento de vacío).
En estos cuadros la trama triangular edípica está fallida. Manifestándose en diferentes aspectos como una deficiente diferenciación entre el objeto incestuoso y el objeto de identificación y apuntalamiento, las angustias de castración y penetración se ven vigorizadas por las angustias de intrusión y separación. Poseen mayor peso las pulsiones destructivas y los mecanismos primarios de defensa (escisión, desmentida) que las pulsiones sexuales y la represión. La sexualidad adquiere una dimensión traumática, más relacionada con la pulsión de muerte y se considera la potencialidad traumática del objeto que irrumpe en la constitución narcisística.
Desde la práctica se promueve la exploración de las condiciones de posibilidad y los límites de la analizabilidad. Se introduce el concepto de encuadre, destacándose el encuadre interno del analista y la compleja pluralidad de su funcionamiento mental en sesión. No corresponde meramente a situación material, sino se concibe como una función constituyente del encuentro y del proceso analítico; es institución y puesta en escena del proceso. El mismo posee un aspecto material y otro simbólico, cuya articulación crea el espacio analítico, que es un tercer espacio que hace posible el encuentro y la separación entre los espacios psíquicos del paciente y el analista, delimita un espacio intermedio. La interpretación adquiere un carácter conjetural que permite que el paciente tenga un margen de juego, que pueda tomarla o rechazarla.
El proceso psicoanalítico está basado en un modelo contemporáneo triádico: Transferencia/Contratransferencia/Encuadre. La significación del encuadre el “polisémico” incluyendo en la escucha la lógica de la unidad, del par, de lo intermedio, de lo triangular, de lo transgeneracional y del conjunto. El oído analítico debe estar preparado para escuchar la trama de un discurso polifónico  que abarca el polo pulsional y narcisista hasta la sonoridad del sujeto de la cultura o epocal.
Por ello el Psicoanálisis Contemporáneo considera al analista un “políglota”, debe hablar y entender diversas lenguas, con capacidad de escuchar y comunicarse según los diversos registros, los diferentes “idiomas” en los que se expresa lo inconsciente. También un analista “multicultural”: con una identidad plural, abierta a la alteridad, tanto de “otras” culturas psicoanalíticas, como a universos simbólicos más alejados del de la neurosis. Desde el pensamiento clínico hay una apertura al complejo campo de lo “no representado”.
Así mismo surge el concepto de contratransferencia integrada o encuadrada. No es considerada como un obstáculo relacionada con la neurosis del analista y conceptualizada por Freud, ni como totalizante y un correlato simétrico de la transferencia como fuera conceptualizada por los post-freudianos, sino que corresponde a un emergente del campo dinámico analítico. Transferencia y contratransferencia  son un efecto del encuadre. La CT no es una información sino la exigencia de un trabajo psíquico para el analista. El analista es un archivista de la historia del análisis, surgiendo la idea de encuadre interno del analista como una matriz representativa pre-consciente".